1. Asegúrate de que tu traje de neopreno te quede perfecto.
Comencemos por lo más básico. Asegúrate de que tu traje de neopreno te quede perfecto y es el adecuado para la temperatura del agua. No, no vale ese viejo traje que te regalaron hace unos años. Invertí en el equipamiento más moderno. ¡Vale la pena!
2. Alégrale la vida a tus pies.
No hay nada más molesto que tener los pies fríos. Y si ellos están fríos, te va a ser muy complicado calentar el resto de tu cuerpo. Para eso, además de unas buenas botas de neoprene, si te vas a cambiar al aire libre, lo mejor que puedes hacer es hacerlo sobre una manta.
3. Una ‘ducha’ caliente siempre viene bien.
Llena varias botellas con agua caliente en casa, y llévalas junto al resto del equipo. Después de tu sesión, tirate el agua dentro del en tu traje de neoprene desde el cuello. ¡La sensación es fascinante! Y, por si esa sensación fuera poco satisfactoria, además el agua te facilitará quitarte el traje.
4. Cambiaté siempre en caliente.
De ser posible, cámbiate en el auto (que ya estará caliente del viaje de ida). De esa forma empezarás la sesión caliente y te mantendrás alejado del frío durante más tiempo.
5. No te olvides de los termos.
Una bebida caliente antes, durante y después de la sesión sienta divino. Pocas veces agradecerás tanto poder tomar un té o café. Además, es la forma perfecta de hacer amigos y socializar con otros riders invernales.
6. Protege tu piel.
Por supuesto, no te olvides de proteger tu cara con crema solar, a pesar de que sea invierno. Además, también es conveniente frotar con un poco de vaselina la cara, mejillas, párpados y nariz para evitar que el frío y el viento hagan estragos en tu cara. Y así, mientras el resto del mundo está sentado bajo una manta viendo Netflix, ¡tú ganas unos días extra de tu deporte favorito a pesar del frío!